Séptimo partido en el Boston Garden, donde sólo valía ganar.
Y Boston demostró de qué madera está hecho un equipo campeón. En un partido
lleno de tensión, de muy pocos puntos y muchos errores y precipitación, la
experiencia y la calidad de los Celtics se impuso al buen hacer de
Philadelphia. Miami espera a los “orgullosos verdes”.
Había mucho en juego en este partido, y se notó desde el
salto inicial. Ninguno de los dos equipos estaba demasiado fino, y los errores
se sucedían en ambos lados de la cancha. Tras un primer cuarto totalmente
igualado (20-20), poco a poco los Celtics se fueron haciendo con el control del
partido, comandados por un valiente Brandon Bass, y por dos de los viejos
rockeros verdes, Pierce y Garnett. Se llegaba así al descanso con una
diferencia de 8 puntos (41-33), que parecía acercar la victoria a los locales.
Pero Philadelphia quería demostrar que no había ido a Boston
de turismo, y en un gran tercer cuarto, donde sólo recibieron 14 puntos,
comenzaron a cimentar sus esperanzas de remontada. Gracias al buen hacer tanto
de Iguodala (18 ptos, 4 reb, 3 asis) como de Jrue Holiday dejaron la desventaja
en sólo 3 puntos. Todo quedaba por decidir en el último cuarto.
Pensar en una remontada de los 76ers no era tan descabellado
en este momento, pero entonces apareció el nombre propio de la noche: Rajon
Rondo. Desacertado hasta ese momento del partido, cogió las riendas de su
equipo para guiarlo a una nueva victoria. Con Paul Pierce (15 puntos, 9
rebotes, 3 asistencias) eliminado por faltas y un Ray Allen muy mermado por su lesión
de tobillo, todo el mundo sabía que buena parte de las opciones de victoria de
Boston estaban en manos de Garnett (18 puntos y 13 rebotes) y Rondo.
Penetraciones, tiros libres, triple de 8 metros,
asistencias, rebotes… Un auténtico recital en el último cuarto para un nuevo
triple-doble en Playoffs (18 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias). Y ya son 9
en post-temporada, sólo superado por Larry Bird (10), Jason Kidd (11) y Magic
Johnson (30). Unos números de escándalo, teniendo en cuenta que sólo tiene 26
años de edad.
Y ahora toca pensar en Miami, a priori favoritos a pasar la
eliminatoria, aunque si los Celtics están de por medio mejor no aventurarse
demasiado. Puede que no sean tan fuertes físicamente o no estén tan rápidos de
piernas como LeBron y compañía, pero Boston siempre será Boston. Por algo son
el equipo más laureado de la NBA. El “Boston Pride”.
Por otra parte destacar la magnífica temporada de
Philadelphia, de la mano de Doug Collins desde el banquillo. Tras dejar por el
camino a los Chicago Bulls, casi hacen lo propio con Boston, al que a buen
seguro metieron el susto en el cuerpo. Un equipo joven, con margen para seguir
creciendo y que a buen seguro seguirá dando que hablar en años próximos.
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