Los aficionados de los Utah Jazz se dirigían al Delta Center
de Salt Lake City el 14 de junio de 1998 buscando apoyar a su equipo para hacer
historia. El objetivo era claro: ganar y jugar el partido definitivo de nuevo
en casa. Querían el anillo que la temporada pasada ya les fuera arrebatado.
¿Por quién? Por los mismos que hoy volvían a Salt Lake City. Buscaban venganza,
y para conseguirla tendrían que hacer valer su fama como una de las aficiones
más duras y ruidosas de toda la NBA. Estaban en lo cierto, iban a presenciar
historia de la NBA, pero desafortunadamente para ellos no podrían disfrutarla,
simplemente tendrían que sufrirla en sus carnes.