Corazón, casta, orgullo, experiencia, temple… Muchos
adjetivos se le pueden adjudicar a estos Boston Celtics, pero lo que están haciendo
en los playoffs de esta temporada es de escándalo. Los años parecen no pesar en
este grupo de jugadores, sino que los hace mejores. Boston ha dado un puñetazo
en la mesa, dejando claro que van muy en serio.
Quinto partido en el AmericanAirlines Arena. Eliminatoria empatada
2-2. Todo parecía favorable para que Miami dejase más que encarrilada la
eliminatoria en su casa. Pero Boston no es un invitado de piedra. PARTIDAZO en mayúsculas,
de los que hacen afición a la NBA. La falta de sueño se compensa con creces
ante este tipo de partidos.
Miami empezó mejor el choque, dominando el rebote y los
puntos en la pintura. Comandados por un gran LeBron James (30 puntos y 13
rebotes), como está siendo la tónica en todos estos playoffs, consiguieron irse
al final del primer cuarto con una ventaja de 8 puntos (24-16).
Boston no encontraba su sitio en la cancha, y el regreso de
Chris Bosh revitalizó a los Heat. Aun así, los Celtics no le perdieron la cara
al partido en ningún momento, y a pesar de los malos porcentajes del trío
Pierce-Allen-Rondo (11/43 en tiros al final del partido) sólo se fueron al
descanso 2 puntos abajo (40-42).
Pero en la segunda mitad Boston se vino arriba. Liderados
por un enorme Kevin Garnett (26 ptos y 11 reb), consiguieron tomar una ventaja
de 5 puntos al final del tercer cuarto. Los tiros de LeBron y Wade no entraban,
y Miami no tiene otro sistema que no sea ese. Esa es la gran diferencia entre
ambos conjuntos, uno es un equipo con todas las letras, el otro es un grupo de
jugadores con una organización ofensiva nula. Sólo 2 jugadores aportan, 3
cuando Bosh está en condiciones. El resto observan, y de vez en cuando tiran
algún tiro. Y es que en los banquillos la ventaja también es clara para Boston, con un Doc Rivers dándole un clínic al joven Spoelstra.
El último cuarto siguió con el recital de KG, que veía como
cada canasta suya era respondida por acciones inverosímiles de Wade y LeBron. Pero
entonces fue el momento de los secundarios de Boston, y de las estrellas
desacertadas hasta ese punto del partido. Un grandísimo Pietrus desde el
banquillo (13 puntos), con 2 triples y una enorme defensa sobre LeBron y/o Wade;
un Ray Allen infalible desde la línea de personal; y la aparición de “The Truth”, Paul Pierce,
con un triple en la cara de LeBron que silenció a la afición local.
Que sí, que son mayores, que están viejos y demás, pero nunca se debe subestimar el corazón de un campeón. Estos Celtics quieren aprovechar su ¿última? oportunidad de añadir un nuevo
anillo a la colección. Y ahora buscarán sentenciar la eliminatoria en el
Garden, dejando al Rey LeBron sin su preciada corona. ¿Otro año más?
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